martes, 14 de octubre de 2014

Historias de terror

Una niña de seis años se perdió por el barrio donde se hallaba una mansión fría y oscura, conocida por la mala fama de que habían muerto muchos niños poseídos por espíritus en su sótano maldito. La niña entró porque le pareció oir la voz de un gatito. La inocente criatura ya dentro de la casa se dirigió hacia el siniestro sótano del que tanto se había oido hablar.
Cuando llegó donde se escuchaban los maullidos, se cerró la puerta de la oscura y temible sala, de modo que no podía salir de allí excepto por la caldera. De repente, de debajo los muebles llenos de cucarachas empezaron a salir unas criaturas maléficas, que no medían más de medio metro pero poseían la fuerza de mil almas de la ultratumba. Eran como demonios pelados, con los ojos en blanco y delgados como cadáveres.
Agarraron a la niña por los pies y la torturaron, la desgraciada chiquita intentó huir, y lo hizo por la caldera, donde cayó en un pozo sin fondo. Todos los monstruitos la persiguieron para descuartizarla. Después de eso sólo se sabe que se hallan cerca de nosotros... ¡ Tal vez en tu armario, debajo de tu cama o incluso en tu  sótano ¡¡¡ TE ESTÁN ESPERANDO!!!

     Inspirada en: ''No tengas miedo a la oscuridad''
                                                                                                                           Aina  Pons 2ºA



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Cuenta la historia, que hace seis años había una chica que, a la muerte de su bisabuela, recibió su herencia, que sólo consistía en un par de electrodomésticos. Al parecer, esta bisabuela había tenido un odio tremendo a los niños. Entonces un día mientras estaba mirando la televisión, que antes había pertenecido a su antepasada, se apagó y empezó a hacer cosas raras. No le dio mucha importancia ya que posiblemente se debiera a un fallo en la red eléctrica.
Otro día, estaba haciendo un puré de patata en la batidora heredada y se distrajo un momento para ver cómo iban los garbanzos en remojo. Entonces, la cuchilla de la batidora salió disparada, dando de lleno a la sartén. Como allí había aceite caliente, saltó un chorro de aceite a la cara de la chica.
Debido al estrés causado por la  visión de la muerte delante de ella, decidió ir a un centro de belleza, para hacerse una sesión de acupuntura. Tras ponerle todas las agujas, decidió dormirse un rato, para que el tratamiento tuviera un efecto positivo.                   
Al final no hubo ese luego.
Mientras estaba durmiendo, las patas de la camilla fallaron, la chica cayó al suelo y se le clavaron todas las agujas hasta el punto de morir.  
                                                                                                Tolo Mestre 2ºA

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